ADSL: Operadoras con la fibra en el portal

adslLa tecnología óptica permitirá multiplicar el ancho de banda que hoy puede contratar un usuario
Con llamativa discreción, Telefónica va colocando las piezas de una radical transformación de su infraestructura, que coincide con una tendencia semejante de los grandes operadores europeos, que en mayor o menor medida se inclinan por el despliegue de redes de nueva generación. En las últimas semanas, la compañía española ha adjudicado a Alcatel y Ericsson sendos contratos de suministro de tecnología óptica que permitirán multiplicar el ancho de banda máximo que hoy puede contratar un usuario. Es sintomático que estas noticias no hayan sido divulgadas por Telefónica sino por los proveedores, que han aireado orgullosamente los contratos en la prensa internacional.
Estas adjudicaciones son la fase inicial de una inversión que, según fuentes de la compañía, podria llegar a 4.000 millones de euros en cinco años «si se dieran las circunstancias». ¿En qué consiste la renovación de la red? La red de transporte y las metropolitanas que unen las 6.000 centrales locales están servidas por la tecnología de fibra óptica y funcionan sobre los protocolos IP, de modo que ya responden a los rasgos de una red de nueva generación. Falta el último tramo, el que une el domicilio de cada usuario con la central más cercana, que es de cable de cobre, cuya vida ha sido prolongada por la tecnología ADSL al admitir crecientes velocidades de acceso. Lo que ahora se propone Telefónica es remplazar el cobre por fibra para elevar la velocidad posible hasta 50 megabits por segundo en un primer momento. Esto se conseguirá mediante el tendido de fibra -en parte ya realizado en algunas ciudades -y la instalación de minicentrales de proximidad (normalmente, un pequeño armario en cada manzana), que acercaría la fibra casi hasta el domicilio del abonado. La dimensión de cada vecindario aconsejará qué solución se adopte para llegar hasta éste.
En principio, no existen hoy necesidades evidentes que exijan este salto tecnológico, pero todo permite presumir que en los próximos años continuará la explosión de nuevos servicios, una dinámica de mercado que justifica encarar ya mismo el despliegue de redes de nueva generación.
En Europa, el pistoletazo de salida de esta tendencia lo dio BT en el 2004, cuando decidió acometer su nueva red del Siglo 21,en sustitución de una infraestructura longeva que está legalmente obligada a compartir con sus competidores. El operador británico espera que tal obligación perderá vigencia cuando complete su nueva red, financiada con recursos propios.
Pocas redes son tan antiguas como la británica, pero con algunas variantes la fórmula está siendo imitada por Deutsche Telekom y otros antiguos monopolios telefónicos del continente. Subyacen dos motivaciones, y Telefónica no es ajena a ellas. Por un lado, se supone que la demanda de banda ancha crecerá exponencialmente: tras la televisión sobre la red telefónica (IPTV), vendrá la confluencia con la telefonía móvil y el diagnosticado auge de los videojuegos y descargas online. En un horizonte a diez años, la televisión de alta definición.
La tecnología ADSL, pese a todas sus mejoras, no podría soportar el caudal requerido por esos servicios, por lo que será preciso pasar a una fase superior, que en su sigla inglesa se conoce como VDSL2 y que, de entrada, elevaría la capacidad hasta 100 megabits por segundo (simétricos, es decir en sentido ascendente y descendente). Esta es la apuesta de los proponentes de las redes de nueva generación.
La segunda motivación tiene que ver con la regulación. Para asegurar que los operadores alternativos podrán emular la mejor oferta del operador dominante, este ha de facilitarles el uso de su infraestructura en condiciones adecuadas. Cuando se redactó la directiva europea, nadie imaginaba que la tecnología llegaría tan lejos ni tampoco se calculó que muchos nuevos entrantes aprovecharían la protección para abstenerse de hacer inversiones en infraestructura propia.
Si los operadores dominantes llevan adelante el despliegue de nuevas redes, ¿quedarían liberados de la obligación de ceder estas a sus rivales? Esto es lo que esperan, pero el límite no está escrito.
Precisamente, la semana pasada, la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) dictaminó que Telefónica deberá poner a disposición de sus competidores, en régimen mayorista, su oferta ADSL2+ hasta el máximo permitido por esta tecnología, 20 megabits por segundo. La decisión no ha sido del gusto de Telefónica, pero uno de sus directivos admite que si el techo quedara fijado en 20 megas, firmaría de buena gana. En tal caso, Telefónica estaría en condiciones de dejar atrás a sus rivales, impedidos de replicar a su oferta sin hacer una inversión en infraestructura propia. No está muy claro que esta sea la intención del regulador.

Artculo publicado en: http://www.lavanguardia.es

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