En la actualidad, muchas empresas ven las ventajas de la virtualización. Pero no todas son capaces de aprovecharlas bien. En algunas circunstancias, tampoco son la solución más adecuada, al menos, por el momento. Las aplicaciones evolucionan de la mano de la virtualización, pero aún tienen mucho camino por recorrer. Por esta razón, el cloud computing no debe desviar la atención de las necesidades concretas de una empresa.
El cloud hosting nos da la oportunidad de pagar sólo por los recursos que se utilizan. La gestión de estos permite controlar el gasto. La virtualización se implementa sobre los recursos físicos de los servidores, que se configuran de manera inteligente para beneficiarse de su rendimiento, mejorar los tiempos de provisión y usar máquinas virtuales durante algún tiempo. El ejemplo más claro es una página web donde en momentos puntuales suben las visitas en un número mayor al habitual, como puede ser en Navidad, durante el verano… La gestión virtual permite que nuestras máquinas sean más rápidas.
Qué no debería estar en el cloud
Debido a las plataformas robustas, el cloud hosting permite ajustarse lo mejor posible a las necesidades del cliente. Pero n osiempre a todas. Un cliente que, por ejemplo, crea un software que utiliza la CPU de manera intensiva, como podría ser una aplicación de investigación, debería utilizar un hosting tradicional físico antes que un sistema virtual. O sea, no emplear todos los recursos de ese dispositivo para dicha aplicación. No por eso supondría, sin embargo, una pérdida de escalabilidad. Una buena política de gestión de la capacidad, de acuerdo con el proveedor de hosting, permitirá crecer de manera sostenible. No hay que caer en la trampa de virtualizar lo que no se debe virtualizar.
Hay que buscar soluciones mixtas. Por ejemplo, tener una parte virtualizada y otra no, mezclando cloud hosting y hosting tradicional. Existen servicios muy apropiados para la virtualización, como frontales web. Pero otros servicios, como las bases de datos o plataformas de acceso de forma remota, pueden requerir los recursos de una base de datos. Es necesario, por tanto, conocer en profundidad lo que permite cada opción y aplicarlo lo mejor posible en el negocio.
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